lunes, 22 de febrero de 2010

El Tótem de la institucionalidad en México (Bicentenario)



Los excesos de los caudillos revolucionarios hicieron necesaria en la historia de nuestro país la aparición de instituciones que dotaron de congruencia y estructura a un aparato gubernamental robusto, el Partido Nacional Revolucionario de Plutarco Elías Calles le heredaba a la administración de Cárdenas la posibilidad de dotar instituciones e identidad a nuestro país. El surgimiento del presidencialismo nace en una relación orgánica con las instituciones. 

Las instituciones entonces se caracterizaron por toma de decisiones verticales, donde la figura máxima era grandilocuente y objeto de todo tipo de veneración, no sobra recordar frases como las de: la cabecera está dónde se siente el presidente o ¿qué hora es?.. la hora que usted quiera señor presidente, todo ello da razón del origen de lo que llamamos institucionalidad, que no es sino el culto a la subsunción de los ideales personales frente a los del grupo en el poder a cambio de recibir el favor de la estabilidad, es decir se es institucional si al participar en el Partido Acción Nacional (PAN) decides apoyar la acción de inconstitucionalidad contra matrimonios gay en el Distrito Federal (DF) contra tus propios principios o se es institucional si a pesar de saber sobre el financiamiento ilícito al Partido de la Revolución Democrática (PRD) para apoyar la candidatura de Andrés Manuel continúas callado y haciendo tu trabajo en ese partido.

También se puede ser institucional si siendo trabajador de SAGARPA sabes que tu jefe es beneficiario o beneficia a narcotraficantes y estás de acuerdo, o que en Oaxaca la cargada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) apoyará al candidato de Ulises Ruiz y no dices nada.

También en la UNAM se es institucional si al ver que el roce entre el PAN y el PRD deja secuelas importantes dentro de la administración y uno hace como que no ve, o sí son designados directores que no representan a la mayoría de la población de una entidad académica, o si ratifican a un director que no cumplió cabalmente con su dependencia, o al contrario.

Algo está pasando en nuestra Universidad y en nuestro país, algo raro se está moviendo y no podemos aparentar que nada pasa, tal vez no tengamos un gran impacto con cualquiera de nuestras críticas pero lo primero que debemos hacer es decirlo, decir que no estamos de acuerdo porque dentro de los derecho que la democracia nos permite ejercer están el opinar y el disentir, además si la crítica y la autocrítica no se permite dentro de la UNAM entonces ¿en dónde?.

Debemos someter a una reingeniería el término institucionalidad porque estoy seguro que los que lo perpetúan desde el cardenismo y hasta nuestros días nunca gritarán ¡El rey va desnudo!, entonces la decisión es nuestra, creo que debemos formular una neoinstitucionalidad en la que el aparato crítico y la capacidad propositiva para generar dinámicas sociales diferentes en nuestra Universidad, país o sociedad sean respetadas a favor de un espacio digno. No quiero que México espere cien años más para espantarse pensando en la mercadotecnia barata de país destrozado que utilice su marca país como identidad y que le agregue a todo cuanto pueda “ del TRIcentenario ©”





2 comentarios:

  1. Te puedo decir que me gusto tu artículo sin embargo, creo que ni pasando otros 100 años esto va a mejorar necesitamos como dice el maestro arcetener miedoo y sobretodo cambio de actitud y eso nos falta mucho ya que como vimos en clase estamos muy comodos y aunque no estemos de acuerdo en lo q sucede alrededor tampoco estamos dispuestos a luchar por lo que queremos

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  2. Si, es muy difícil esto.. la verdad es que si entiendo las posturas, pero insisto en que por lo menos debemos ser críticos y propositivos.

    gracias por postear

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