Dentro
de las tradiciones de Juchitán se encuentra un ritual que gira en torno a la
virginidad de la novia o como se le dice en el istmo de Tehuantepec “si era o
no señorita” “si valió o no la novia”. Esta es una de las tradiciones que no se
han podido olvidar ya que cuando “se roban o se huyen los novios” sale a
relucir la pregunta obligatoria al día siguiente que es sí la novia salió
señorita o no.
Los
padres de la novia se llevan al novio a un lugar muy íntimo y le preguntan si
su hija “estaba buena o no” lo que significa es que si era o no virgen, si el
novio dice que “si valió o que si era señorita” la mamá de la novia sale orgullosa
a decírselo a toda su familia y gritan: ¡¡echen cuetes vergas que si valió la
novia!! , este rito permite enterar a todo el pueblo de manera estruendosa que
la novia era virgen.
Si
sucede lo contrario, el novio tiene el derecho de “regresar o devolver” a la
muchacha con sus padres diciéndoles que “no salió buena”. La familia del novio
lleva ollas con hoyos llamadas
pichanchas a la casa de la novia y las cuelgan en la puerta de su casa como
símbolo de deshonra.
Ritos
y religación en pleno siglo XXI.
Esto es parte de una cultura, cultura en la que no estoy de acuerdo, pero que respeto, sin embargo, ¿cómo le haces cuando el barón (novio) no sale bueno?...
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